Los expertos estiman que el virus muere por el cloro, aunque advierten del riesgo de contagio en las piscinas si no se respetan las distancias
¿El coronavirus se puede transmitir a través del agua?
Aunque no existen aún evidencias científicas, los virólogos coinciden en afirmar que esta posibilidad es muy improbable. El cloro y otros productos que se utilizan para tratar el agua en las piscinas elimina la capa de proteína. El virus queda destruido.
La Organización Mundial de Salud (OMS) tampoco incluye el agua como un posible elemento de transmisión del virus.
El contagio se puede dar con el contactos con otros vecinos o si una persona enferma toca, por ejemplo, la barandilla o las escaleras de una piscina y otra persona la toca también.
Lo cierto es que si la piscina está debidamente tratada, no debemos preocuparnos por el agua. El hipoclorito sódico (lo que comunmente llamamos «cloro») es un desinfectante ampliamente utilizado que impide la supervivencia del virus en el agua así como la de otros microorganismos.
En el caso del cloro, el funcionamiento de desinfección no es tan directo como por ejemplo el del jabón, que actúa directamente sobre la membrana del virus (bicapa lipídica). De hecho su mecanismo de acción es bastante menos conocido, si bien se sabe que actúa como un potente oxidante y que es capaz de desnaturalizar las proteínas, destruyendo el virus e inhibiendo las reacciones enzimáticas de otros microorganismos.
No obstante, eso no nos exime de actuar con responsabilidad y no bajar la guardia durante la temporada estival. Aunque el agua tratada es segura, las aglomeraciones de gente que pueden darse en las piscinas así como los objetos de uso común pueden continuar sirviendo de mecanismo de contagio.