Una de las claves para que nuestros niños aprendan a nadar es familiarizarles con el medio acuático lo antes posible.
Por ello siempre recomendamos que a partir de los seis meses de edad vayamos con nuestros bebés a la piscina, bien por nuestra cuenta para jugar con ellos en el agua o participando en clases de estimulación acuática o matronatación guiadas por profesionales.
Una vez que nuestros niños están totalmente familiarizados, lo primero que debemos enseñarles, es la respiración.
Consejos a tener en cuenta para que los niños aprendan a nadar con facilidad:
- No le fuerces: Puede ser contraproducente y convertir el contacto con el agua en algo traumático para el niño.
- Deja que el niño vea a los otros niños nadando y disfrutando en la piscina y métele en la piscina contigo. Es normal que al principio llore o se queje. Si a los 5 minutos no ha dejado de llorar deja que salga de la piscina, pero tu quédate dentro. Intenta atraerlo con juguetes que floten o jugando con el agua.
- Si a las 4 sesiones el niño sigue llorando déjalo y vuelve al cabo de unos 6 meses pero no dejes que pase mucho tiempo. Es importante enseñar a nadar al niño antes de que cumpla 6 años.
- Una vez familiarizado con el agua, lo normal es que a los dos meses con una o dos sesiones semanales el niño ya pueda desplazarse con la ayuda de material: manguitos, burbujitas, o «churros».
- Al año y medio más o menos, ya podrás ir retirando el material de apoyo y hacer que el niño vaya soltando los brazos y las piernas. En esta etapa quizás tengas que acompañar al niño sujetándolo por las axilas.
- Al principio el niño nadará impulsandose sólo con las piernas como un perrito o buceará para desplazarse en el agua. No hay que introducir el movimiento de brazos hasta que el niño no haya superado plenamente esta etapa inicial.